Sempiterno
Algunas veces, de forma jocosa, nos referimos a situaciones
que parecieran durar para siempre: un mal gobierno, una mala relación de la
cual no podemos escapar, una incómoda llamada telefónica, todas inacabables,
sempiternas, es decir, aquello que no pareciera tener término, como el
siempre elocuente y sempiterno sermón del padre en la iglesia. A su vez, esta
palabra se puede utilizar para describir aquello que existe en demasía como las
sempiternas
palomas del parque.
Aún más, este término hace referencia a esas cosas cuyo fin
tarda en llegar, tal es el caso de obras literarias que han permanecido en uso
por varios siglos y al parecer aún les queda vida por delante; a las viejas
pero siempre presentes canciones del recuerdo y los también sempiternos
refranes que no parecen perder vigencia.
Esta palabra tan versátil puede ser utilizada para nombrar
aquello que es imperecedero, es decir, que no se daña con el tiempo como lo
sería un artículo de joyería fabricado en oro. A su vez, en los discursos
cotidianos se refiere a aquello que no tendrá fin, como las sempiternas filas para hacer el pago en el supermercado, el cine o en una oficina de servicios.
Del mismo modo, puede ser utilizado para representar un
período de tiempo que es para siempre e, incluso, para aquello que resulta persistente
como la desagradable y sempiterna garrapata en el lomo de
tu mascota.
Ejemplo de su uso:
"Mi sempiterno sueño de ser cantante".
"Un sempiterno camino, el de la vida, me condujo hasta ti".
"El sempiterno problema de la corrupción
nos afecta a todos".
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