Anarquía
En
algún momento nos hemos encontrado en situaciones que, a nuestro parecer, están
fuera de control, es decir, en las que reina el caos y la desorganización, tal
como ocurrió alguna vez en nuestra aula de clases o, aún peor, en aquella
fiesta que terminó en un desorden total, es decir, en una situación de anarquía.
Así es, la anarquía se produce cuando un grupo ya sea de estudio, armado,
político, o cualquier otro, se encuentra sin jefatura.
Pues
bien, en una existencia tan regularizada por una infinita cantidad de reglas o
normas ya sean familiares, en los estudios, en el trabajo, en el grupo
religioso, incluso las impuestas por la moda y las que surgen a diario en las
redes sociales, es seguro que en algún momento queramos escapar de todas y
regirnos sólo por las reglas propias, contrarias a las establecidas. De esta
manera, hemos sentido el poder de la anarquía que nos gobierna, sin
embargo, luego del frenesí volvemos a nuestra habitual cordura.
Si
llevamos estas circunstancias a un grupo social más grande, observaríamos que
la ausencia de jerarquías, de autoridad o de normas causaría un caos total. La falta
de estructura de gobierno dejaría a los partícipes de este grupo en anarquía,
sin orden público, ya que no existiría poder político reconocible.
Un
principio básico de supervivencia y seguridad viene establecido por un orden
jurídico. Si no se cumplen las leyes ni se establecen organismos que obliguen a
cumplirlas, estamos en presencia de la anarquía. Sin embargo, si las leyes
impuestas por un sistema oprimen a los ciudadanos y no les son útiles para
lograr el desarrollo de los mismos, puede que estos se rebelen contra el
sistema lo cual los llevaría, a su vez, a un estado de anarquía.
Ejemplos de su
uso:
“Juan es
un anarquista,
no cumple con las reglas en la oficina”
“Para ese
entonces, los griegos llevaban 5 años de inseguridad y anarquía”
“El dinero fácil
conduce al desorden y la anarquía”
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