INEFABLE
Con regularidad ocurre que las palabras no alcanzan o no son
suficientes para expresar todo aquello que queremos compartir. Esto sucede
porque hay situaciones o sentimientos que aún no han sido nombrados, o que
simplemente no se pueden describir con palabras. Tal ocurre cuando nos
encontramos frente a un paisaje o una situación que para nosotros resulta indefinible,
al referirnos a ella expresamos: ”No encuentro palabras para describirlo-la.”
Es decir, es inefable, ese algo se nos presenta de una manera tan increíble
que no puede ser expresado en palabras.
De este modo, aquello que nos resulta inefable, no puede ser
narrado o explicado, esto ocurre debido a que sus cualidades resultan muy
excelsas y difusas o incluso muy sutiles, como ocurre con una dolencia la cual
no logramos describir concretamente.
Hoy en día la palabra inefable no es de uso frecuente y se
ha venido sustituyendo por otras como increíble o fabuloso. La misma solía ser
utilizada para describir a un ser cuyo comportamiento o personalidad resultan
difíciles de clasificar, explicar o justificar.
Finalmente, el origen de esta palabra inefable proviene del
latín ineffabilis que significa
textualmente indecible, es decir, aquello de lo cual no se puede decir alguna
cosa. Por tanto, se logra observar la relación con eso que no puede ser
nombrado ya que no existen palabras para nombrarlo.
Por lo general, el uso de este término lo encontramos en
textos literarios que buscan representar las inefables percepciones
sobre el amor, o en textos religiosos que a su vez intentan describir las inefables
obras de Dios.
Ejemplos sobre el uso de esta palaba:
“Fue inefable lo que sentí al ver nacer a mi hija”.
“Un inefable miedo constantemente lo
acompañaba al entrar a la facultad".
“Su inefable encanto le abría todas las
puertas, por ello, era envidiada”.
“Ese milagro inefable, le había salvado la vida”
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